"Para la cuesta arriba quiero mi mulo, que la cuesta abajo yo me la subo".
En julio pasado fuimos invitados un grupo de amigos, a presenciar en el Parque Natural de Los Alcornocales, en Alcalá de los Gazules, como se realiza la saca del corcho. Fue una experiencia estupenda, porque vimos in situ, todo el proceso desde que se extrae del alcornoque, hasta el transporte y el almacenaje. Finalmente visitamos la suberoteca, centro de calidad del corcho, que guarda 68.000 muestras de más de 1.000 zonas de descorche.
De entre el personal que trabajaba en las distintas tareas, llamó nuestra atención un señor que se dedicaba a acarrear el corcho en mulos, desde las zonas más inaccesibles del monte, hasta el rellano al que llegaban los vehículos a motor para continuar con el transporte.
Estuvimos hablando con él y nos explicó en que consistía su trabajo, como tenía que equipar a sus mulos, etc, y estando conversando, alguien lo llamó desde lejos... Luizoooo, Luizoooo. Quedamos algo asombrados porque nos parecía raro el nombre, pero pronto nos aclaró que se trataba de un mote, o apodo que había heredado de su padre, y que su verdadero nombre era Juan Manuel Tizón.
El apodo se debía, según nos contó, a que en casa de sus ascendientes había un luiso enorme, cosa rara teniendo en cuenta que se trata de un arbusto, y su padre cuando niño tenía por costumbre frecuentar el citado luiso, de tal manera que cada vez que hacía rato que no lo veían, siempre había alguien de la familia que decía: Seguro que está en el luiso, y tanto lo frecuentó que asumió como propio el nombre del arbusto, pasándolo además en herencia a su hijo.
Pues bien, esta historia de Luizo, como allí le decían, trajo a mi memoria recuerdos de la infancia, porque no había huerta en La Oliva, que no tuviese un luiso. Y tenía su explicación. En primer lugar, porque a los niños pequeños cuando comenzaban a tomar otro alimento diferente a la leche materna, se le daba algo tan exquisito como el migote de luisa, que consistía en una infusión en agua de las hojas de este arbusto, a la que se le añadía migas de pan y azúcar, y en algún caso, también leche.
Para los niños, era tal nuestra devoción hacia este manjar, que en muchas ocasiones cuando finalizábamos nuestros juegos infantiles y considerábamos que teníamos algo que celebrar, le pedíamos a nuestras madres que nos preparara un gran migote de luisa para compartirlo con los amigos.
Esta infusión también era considerada, como un remedio infalible para las molestias gastro-intestinales derivadas de algún exceso con la dieta, y para los dolencias menstruales de las jovencitas.
"Está sana y contenta Basilisa porque toma infusión de hierba-luisa, y está gorda y robusta Filomena porque toma a menudo hierba-buena. Esto es prueba patente de que a veces la hierba es conveniente".
Hace años que no tomo un migote de luisa, pero no me he desvinculado del todo, porque en casa siempre hay hierba luisa para preparar una infusión.
Hubo una época, en la que tuve por costumbre llevar un poco de luisa al trabajo, y a media mañana preparaba la infusión, y tomaba una taza. Algunas compañeras de la oficina la probaron, y fue tal su agrado, que acabaron demandándome su ración, cada vez que me veían enchufar el hervidor.
Estuvimos hablando con él y nos explicó en que consistía su trabajo, como tenía que equipar a sus mulos, etc, y estando conversando, alguien lo llamó desde lejos... Luizoooo, Luizoooo. Quedamos algo asombrados porque nos parecía raro el nombre, pero pronto nos aclaró que se trataba de un mote, o apodo que había heredado de su padre, y que su verdadero nombre era Juan Manuel Tizón.
El apodo se debía, según nos contó, a que en casa de sus ascendientes había un luiso enorme, cosa rara teniendo en cuenta que se trata de un arbusto, y su padre cuando niño tenía por costumbre frecuentar el citado luiso, de tal manera que cada vez que hacía rato que no lo veían, siempre había alguien de la familia que decía: Seguro que está en el luiso, y tanto lo frecuentó que asumió como propio el nombre del arbusto, pasándolo además en herencia a su hijo.
Pues bien, esta historia de Luizo, como allí le decían, trajo a mi memoria recuerdos de la infancia, porque no había huerta en La Oliva, que no tuviese un luiso. Y tenía su explicación. En primer lugar, porque a los niños pequeños cuando comenzaban a tomar otro alimento diferente a la leche materna, se le daba algo tan exquisito como el migote de luisa, que consistía en una infusión en agua de las hojas de este arbusto, a la que se le añadía migas de pan y azúcar, y en algún caso, también leche.
Para los niños, era tal nuestra devoción hacia este manjar, que en muchas ocasiones cuando finalizábamos nuestros juegos infantiles y considerábamos que teníamos algo que celebrar, le pedíamos a nuestras madres que nos preparara un gran migote de luisa para compartirlo con los amigos.
Esta infusión también era considerada, como un remedio infalible para las molestias gastro-intestinales derivadas de algún exceso con la dieta, y para los dolencias menstruales de las jovencitas.
"Está sana y contenta Basilisa porque toma infusión de hierba-luisa, y está gorda y robusta Filomena porque toma a menudo hierba-buena. Esto es prueba patente de que a veces la hierba es conveniente".
Hace años que no tomo un migote de luisa, pero no me he desvinculado del todo, porque en casa siempre hay hierba luisa para preparar una infusión.
Hubo una época, en la que tuve por costumbre llevar un poco de luisa al trabajo, y a media mañana preparaba la infusión, y tomaba una taza. Algunas compañeras de la oficina la probaron, y fue tal su agrado, que acabaron demandándome su ración, cada vez que me veían enchufar el hervidor.
Propiedades y Beneficios.
La Hierba Luisa (Aloysia triphylla, Lippia triphylla, Lippia citriodora), también conocida como Cedrón o Verbena de Indias, es una planta originaria de Sudamérica que puede encontrarse cultivada en muchos jardines y huertos por el aroma a limón de sus hojas y flores y por sus propiedades medicinales.
Tiene conocidos efectos estimulantes y se viene empleando, desde hace mucho tiempo, para reanimar a las personas que se encuentran más decaídas físicamente, entre otros usos.En uso interno:
- muy útil para expulsar los gases del aparato digestivo, evitando las flatulencias y la aerofagia, mediante una infusión digestiva y refrescante.
- ejerce una función tónico-estomacal, digestiva y tranquilizante, evitando los espasmos y la dispepsia.
- ayuda a combatir el mal aliento.
- es muy útil contra las afecciones del aparato respiratorio, especialmente para expulsar las mucosidades, y para la tos.
- las infusiones de Hierba Luisa relajan y tonifican los nervios.
Además de sus cualidades medicinales, la Hierba Luisa puede emplearse en la cocina como planta aromática, así como en la elaboración de la famosa Salsa de Hierba Luisa y en cócteles y mezclas de bebidas frías.
También se utiliza en perfumería, ya que su aceite esencial es muy rico en componentes aromáticos y tiene propiedades bactericidas, por lo que se utiliza en la fabricación de productos de limpieza personal, como jabones, champús, dentífricos, lociones capilares, etc.
que buena pinta, me lo anoto, te invito a que pases por mi blog
ResponderEliminarwww.cocinaconvanesarico.blogspot.com
un saludo
Por supuesto, lo visitaré.
EliminarUn saludo.