"El que un buen vino bebe, a beberlo vuelve"
Conocimos al bodeguero Chano Aragón en el IV Congreso de la Federación de Cofradías Enogastronómicas de Andalucía (FECOAN), celebrado en la localidad sevillana de Brenes, donde recibió el premio andaluz de gastronomía a la mejor bodega.
De allí salió el compromiso de hacerle una visita junto a otros amigos blogueros.
Comenzamos en la viña plantada con cepas de Sauvignón Blanc, considerada después de la chardonnay, la variedad más fina entre las cepas blancas de origen francés. Allí Chano Aragón nos fue explicando el origen de la misma, pues estas tierras son parte de la finca que poseía el marqués de Bertemati, quien en 1884 creó la colonia vinícola de Campano, cuyos dominios llegaban hasta Conil.
Dicho marqués montó un negocio ofreciendo parcelas a aquellos campesinos que quisieran cultivarlas sembrado cereales, olivos y viñedos. La cosecha de uvas la transformaba en vino y en 1896 ganó una medalla de oro en París con un tinto de esta zona.
En el cabecero de la viña hay sembrados rosales, que se utilizan como aviso de las plagas que se avecinan, pues atacan en primer lugar a estas flores.
Esta variedad se vendimia a primeros de agosto, que es cuando la uva se encuentra en óptimas condiciones de acidez para elaborar el vino Sauvignón Blanc.
Continuamos el recorrido visitando la bodega, y fue el primer vino que degustamos. Esta variedad se vendimia a primeros de agosto, que es cuando la uva se encuentra en óptimas condiciones de acidez para elaborar el vino Sauvignón Blanc.
Chano Aragón nos iba describiendo, con genial maestría, el proceso de elaboración de cada uno de sus caldos.
En segundo lugar probamos el fino Granero, vino amanzanillado que recibe su nombre de un torero, tristemente desaparecido al recibir una cornada en un ojo.
El siguiente fue un amontillado de nombre Neto, en honor a un antiguo carrero de la bodega.
Tiene más de 20 años de crianza, primero biológica, hasta que en un momento determinado, tras una cata, se decide que continúe la crianza de manera oxidativa.
Por último el vino de la sabiduría, un palo cortao.
Terminamos la jornada con un almuerzo en el que no faltaron unos alimentos tan chiclaneros como los chicharrones y la butifarra.
El grupo gastronómico El Almirez aportó los postres: Tocino de cielo, Tarta de Santiago, Tarta de Gin Tonic y Bizcocho de Naranja.
Y Pepi hizo una Gelatina de Naranjas presentada sobre la propia cáscara.
Receta de la Gelatina de Naranjas:
INGREDIENTES (para seis personas)
- Medio litro de zumo de naranja.
- Seis cucharadas de azúcar.
- Cuatro hojas de gelatina neutra.
PREPARACIÓN
Se exprimen las naranjas y se reservan las cáscaras ya que nos van a servir de recipiente para cuajar la gelatina.
Se le quita toda la pulpa que queda adherida a la cáscara, con la ayuda de una cuchara, teniendo cuidado de no agujerearlas ya que se saldría el líquido.
Se introducen las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría y se dejan hasta que se pongan blandas.
Se calienta el zumo con el azúcar, sin que llegue a hervir. Se añaden las
hojas de gelatina una a una, moviendo enérgicamente con una varilla.
Con el líquido resultante se rellenan las mitades de naranja, a las que le quitamos la pulpa, sin llegar hasta el borde.
Las metemos en el frigorífico, colocándolas sobre una bandeja, con cuidado de que no se derramen.
Al día siguiente, se recorta la cáscara sobrante con unas tijeras, y se parten por la mitad con un cuchillo afilado.